Son los únicos seres vivos (salvo algunas bacterias) capaces de transformar la materia inorgánica como los minerales del suelo, el anhídrido carbónico de la atmósfera y el agua, en materia orgánica como azucares y almidón. Para ello utiliza la energía que le proporciona el sol mediante un pigmento verde que se llama clorofila, esta reacción química se llama fotosíntesis. Por plantas verdes nos referimos a algas, musgos, helechos y plantas con flores. Los hongos no se pueden considerar plantas pues carecen de clorofila, y dependen como el resto de seres vivos, incluyéndonos a nosotros, de la materia orgánica creada por aquellas.

Además las plantas producen oxígeno, ayudan a formar el suelo y lo sujetan evitando la erosión, también pueden suavizar el clima haciéndolo más húmedo y con temperaturas menos extremas. La presencia de vegetación abundante siempre nos evoca paisajes agradables y aptos para vivir.

Las plantas con flores (fanerógamas) poseen tres partes, cada una de aspecto y funciones diferenciadas: raíz, tallo y hojas. A partir de la yemas de la hojas evolucionara la flor, y con ella el fruto con semillas. La semilla permite al embrión de la planta permanecer aletargado hasta que las condiciones ambiéntales son adecuadas para la germinación, a veces a lo largo de meses, años o en casos extremos siglos.